miércoles, 14 de enero de 2015

Las diosas del café 

Miradas, gestos, palabras… todo se entrelaza armónicamente mientras gozo del café matinal en compañía de otras madrazas de la escuela de mis hijos. Mamás, amigas, compañeras de lamentos y alegrías, de ilusiones y frustraciones, de aspiraciones y limitaciones. Mamás que te hacen de espejo, que te cuentan y les cuentas, que reciben y comparten, que lloran y sonríen…Mamás que no se han olvidado que son mujeres con propósito, que luchan en su día a día por definir su talento dentro de los cánones patriarcales que no las deja respirar tranquilas. Mamás que entienden que poder dar a los hijos significa respetarte como mujer y como individuo además de atenderlos y educarlos. Mamás que se transforman para hacer una llamada al mundo y para contribuir con su fuerza a que haya más equilibrio, más belleza, más justicia. 

Estas mañanas de café son dosis de fuerza motora porque nos une la magia del momento, el hechizo de lo que sucede espontáneamente en nuestro encuentro. Y de aquí prepárense señores y señoras porque vamos a extender las alas y empezar el vuelo hacia el destino que nosotras diseñemos, liberadas de cargas externas y con el apoyo de hombres que aceptan tener una mujer al lado que quiere definirse por lo que es, no por lo que han querido o quieren que sean. 


Esas mamás son para mí diosas. aunque a los hombres les de risa ese término, y cada una de ellas un regalo para que yo recuerde que estoy aquí para que el mundo sea un lugar mejor y nosotras una poderosa contribución para lograrlo.

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