SE LO LLEVÓ EL VIENTO
Se lo llevó el viento
a tiempo de lluvia
torrencial
y sobre un acantilado
escuchó su eco,
espejo de alma,
que no lograba descifrar.
No conocía
el camino de vuelta,
raíz de bienestar
ni osaba acariciar
las hojas húmedas
que lo visitaban
al pasar.
El sol lejano
susurraba
la canción de cuna
olvidada.
Sólo alguna nota
fugaz
lograba liberar
su corazón marchito
que imploraba
volver a cantar.
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